Según la OAFI (Fundación Internacional de Pacientes con Artrosis), en nuestro país hay más de 7 millones de personas con artrosis, la enfermedad degenerativa que afecta a nuestras articulaciones.
Es una enfermedad más común en mujeres que en hombres y, aunque está relacionada con la mediana edad, también puede darse en pacientes más jóvenes, alrededor de los 40 años.
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Aunque muchas veces se habla de estos dos términos como sinónimos, lo cierto es que tienen sus diferencias.
Es verdad que ambas afectan a las articulaciones pero, mientras que la artritis se origina por una mayor producción del líquido articular, que ocasiona una inflamación en la membrana del interior de las articulaciones; la artrosis es el resultado del desgaste del cartílago y es una enfermedad degenerativa.
Además, las causas de la artritis están más relacionadas con traumatismos o infecciones, y las de la artrosis con el desgaste de los años y con un estilo de vida poco saludable relacionado con la obesidad o los sobreesfuerzos.
El síntoma más identificable y común en los pacientes es el dolor que provoca en las articulaciones, especialmente, en rodillas, cadera y manos; siendo menos común en la columna lumbar y cervical.
Esta enfermedad, además de causar dolor, también puede producir rigidez, deformidad progresiva de la articulación y pérdida de su funcionalidad.
Las personas afectadas de artrosis, si están en una fase avanzada, tienen problemas para llevar a cabo acciones cotidianas como, por ejemplo, abrir y cerrar la mano o subir escaleras, pues su movilidad se ve deteriorada.
La artrosis también está ligada a otro tipo de trastornos, como el insomnio o el estrés por el descenso de la calidad de vida y el deterioro físico.
Aunque el factor genético juega un papel relevante, nuestro estilo de vida va a ser determinante para poder dar esquinazo a esta enfermedad: