Si te has propuesto hacer ejercicio pero sientes que la motivación no está de tu parte, no te preocupes, ¡no estás solo! Por norma general (y, sobre todo, cuantos más años vamos cumpliendo), mantenerse activo puede resultar todo un reto.
Como no queremos que el hábito del deporte se te haga cuesta arriba, vamos a darte algunos consejos para que hagas del ejercicio un indispensable en tu rutina diaria. ¡A por ello!
Por qué tienes que hacer deporte a partir de los 50 años
El deporte no es solo cosa de jóvenes. A medida que nos hacemos mayores es incluso más importante que nos mantengamos activos. Si eres de los rezagados que todavía duda entre calzarse las zapatillas o echarse en el sofá, mira todos los beneficios que tiene para tu salud hacer deporte cada día:
Reduce el riesgo de padecer enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad o la hipertensión arterial.
Mejora la movilidad de nuestras articulaciones y su flexibilidad. Con el paso de los años, nuestros músculos y articulaciones se vuelven más rígidas y menos flexibles. El deporte nos ayuda a mantener su movilidad y a prevenir lesiones.
Fortalece los músculos, luchando contra la pérdida de masa muscular y ósea que aparece a partir de los 50 años.
Disminuye el estrés y la ansiedad, mejorando nuestro bienestar emocional.
Qué desafíos te puedes encontrar al empezar a hacer deporte
Aunque hemos visto todos los beneficios que el deporte puede hacer por nosotros, puede costarnos dar el primer paso. Estos son algunos obstáculos que puedes encontrarte por el camino. Detéctalos y te decimos cómo superarlos:
Falta de energía. Aunque creemos que la vitalidad va ligada a la edad, no tiene por qué ser así. Cuando hacemos ejercicio, no solo nuestro cuerpo está más activo, nuestro humor y bienestar también mejoran. Sin embargo, una vida sedentaria aumenta nuestra sensación de cansancio y falta de motivación.
Problemas de salud. Frente a una lesión o una enfermedad, en la medida de lo posible, debemos mantenernos activos para no incrementar el problema. Si tienes algún problema de salud, lo mejor es que acudas a tu médico para que supervise la actividad física que puedes llevar a cabo.
Falta de tiempo. Puede que las responsabilidades del día a día nos dejen poco tiempo para hacer deporte, pero, la mayoría de las veces, es una excusa recurrente. No hace falta que entrenes dos horas cada día. Con sacar un hueco de 20 minutos es suficiente para empezar a construir el hábito.
Falta de material o acceso a instalaciones deportivas: en Enola te demostramos que puedes hacer deporte en el salón de tu casa y con elementos que seguro que tienes, como una silla o unos tetrabricks. No hay excusas.
Cómo mantenerte motivado para hacer deporte
Ya conoces los beneficios del deporte y has detectado qué obstáculos pueden presentarse y cómo darles la vuelta. El mayor de todos los desafíos puede ser la falta de motivación a la hora de enfrentarse al reto. Si sigues estos consejos, la meta estará cada vez más cerca:
No tengas prisa. Te lo decimos siempre: mejorar tu salud es una carrera de fondo, no un sprint. Comienza poco a poco y ve incrementando gradualmente la intensidad y duración del entrenamiento. Por ejemplo, si no has hecho deporte nunca o hace mucho tiempo que no lo practicas, comienza entrenando 2 o 3 días a la semana y ve aumentando a lo largo de las semanas.
Practica distintos tipos de ejercicio. Cuando hacemos siempre lo mismo acabamos por aburrirnos antes de empezar a ver resultados. Lo mejor es que pruebes con distintos tipos de entrenamientos: fuerza, cardio, yoga, pilates… El deporte no es sota, caballo y rey. Probar nuevas disciplinas mantendrá tu motivación despierta.
Establece objetivos realistas y concretos. Si estableces metas imposibles de alcanzar o muy genéricas, es más probable que te desanimes y abandones el deporte. En vez de decir «quiero hacer más ejercicio», establece objetivos específicos como «quiero caminar 30 minutos al día» o «quiero hacer yoga dos veces por semana».
Revisa tu progreso y recompénsate. Mantener un registro de tus entrenamientos y logros y comprobar que vas cumpliendo tus metas puede ser muy gratificante y motivador. Recuerda recompensarte cuando cumplas tus objetivos. No tiene por qué ser algo grandilocuente; una cena especial, un masaje o permitirte ese capricho pendiente pueden ser recompensas más que válidas.
Sé paciente y constante. Tu actitud marca la diferencia en la motivación para hacer deporte. De nada vale que el día que empiezas a entrenar estés animado si no es algo constante. Piensa en cómo va a mejorar tu vida con el deporte y no te desanimes si no puedes hacer algo al principio. Recuerda que cualquier esfuerzo es mejor que nada.