¿Deshojas margaritas pensando «empiezo con el pilates», «no empiezo»? Puede que tengas dudas pero, una vez que pruebes el pilates y veas los progresos de tu cuerpo, practicarlo se convertirá en tu momento favorito de la semana.
Quieres dar el paso pero ¿por dónde empezar? ¿Qué hay que tener en cuenta antes de lanzarnos de lleno a la piscina con esta disciplina? Nuestro fisioterapeuta y profesor de movimiento, Juan Nieto, nos acompaña en esta aventura con tres ejercicios. ¡Empezamos!
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Seguro que más de una vez has escuchado maravillas sobre el pilates, pero no te ha quedado muy claro en qué consiste y cómo va a mejorar tu vida.
El pilates es un entrenamiento físico relacionado con la mejora del tono muscular y la flexibilidad y movilidad de nuestras articulaciones. Además de estos beneficios, el pilates también nos ayuda a:
El pilates es perfecto para complementar otras actividades físicas que se centran más en el incremento de la fuerza o la mejora del sistema cardiovascular.
Aprender a respirar de manera consciente es uno de los puntos más importantes de esta disciplina. La respiración que se utiliza en pilates se conoce como torácica o costal y consiste en llevar el aire que inspiramos hacia los costados, de manera que utilizamos la parte media de los pulmones. En pilates, la inspiración se realiza por la nariz y la espiración, por la boca.
Sería de gran ayuda que, antes de ponernos manos a la obra con los ejercicios de pilates, practiquemos esta respiración varias veces, hasta que nos acostumbremos a ella. Así, cuando empecemos con los ejercicios, los haremos de manera más fluida.
Otra cosa que debemos tener en cuenta cuando nos iniciamos en pilates es que, sobre todo al principio, habrá ejercicios que nos cueste realizar por falta de movilidad o flexibilidad. Es importante que no forcemos nuestro cuerpo para alcanzar una postura porque acabaremos haciéndonos daño. Con el paso del tiempo y la práctica, iremos progresando y abarcando más rango de movimiento. ¡Paciencia!
Con este ejercicio vamos a ejercitar la movilidad de la columna torácica, que forma la mitad de nuestra columna vertebral. Muchas veces, por el sedentarismo o las malas posturas que adoptamos, generamos mucha rigidez en esta zona. Esta rigidez provoca un exceso de movimiento en el cuello y las lumbares, que puede desencadenar en molestias o lesiones.
Para evitarlo, te proponemos este ejercicio para el que solo necesitaremos una silla o banqueta donde sentarnos. Nuestro fisioterapeuta Juan afirma que «la posición sentada es fantástica para trabajar la columna torácica porque genera cierto bloqueo en la columna lumbar, dejando libre el movimiento de la torácica».
En este ejercicio nos centramos en la movilidad de la cadera, que «es una articulación muy grande y estable que, desgraciadamente, no utilizamos como deberíamos. Necesitamos estimularla y trabajar de manera activa para que gane movilidad» afirma Juan.
Vivimos de pie y no podemos olvidarnos de hacer ejercicio en esta posición. «La mayoría de las actividades las hacemos de pie: andar, bailar, practicar deporte…» comenta nuestro fisioterapeuta. «Los pies son los que nos proporcionan estabilidad y, por eso, en este ejercicio, conocido como la postura del caballo, vamos a incrementar la fuerza, estabilidad y equilibrio de nuestro cuerpo».
¿Te ha descolocado el nombre del ejercicio? No te asustes, esta postura es una especie de sentadilla. Eso sí, puede que te cueste un poco más porque es más profunda de lo habitual. ¡Cuánto más te acerques al suelo, mejor!
1 Comment
Josefina
No lo he echo nunca, pero estoy interesada en saber