Aunque las arrugas que se forman al final del párpado están asociadas a la risa y a la alegría, en cuestión de estética, pueden darnos un aspecto envejecido.
En un primer momento, las patas de gallo se conocen como arrugas dinámicas porque se producen debido al movimiento (sonreír, entrecerrar los ojos) pero, una vez que estamos en reposo, la arruga desaparece. Según vamos cumpliendo años, las patas de gallo pasan a ser arrugas estáticas, ya que se vuelven visibles de manera permanente.
Hoy vamos a ver cómo podemos reducir estas arrugas, por qué el contorno de los ojos envejece antes que otras zonas del rostro y cómo podemos vernos más jóvenes a partir de los 50 años. ¡Allá vamos!
Apúntate al taller «Yoga facial: devuelve la firmeza a tu rostro» en nuestra app y descubre cómo reducir arrugas, ojeras y papada.
La piel del contorno de ojos es la más fina y delicada de nuestro rostro. Tiene un grosor cinco veces inferior al del resto de la piel y es la que menos glándulas sebáceas contiene. Estas glándulas son las encargadas de producir el sebo, que es la sustancia que otorga hidratación y protección a la piel.
A medida que pasan los años, la producción de sebo disminuye, al igual que lo hacen la elastina y el colágeno, proteínas que aportan elasticidad y firmeza a la piel. Es por ello que, con la edad y cuando ya hemos pasado los 50 años, notamos cómo las líneas de expresión van dejando un rastro cada vez más visible y difícil de disimular.
Nuestra profesora de yoga integral y terapéutico, Elena Graell, nos cuenta que, además, “la pata de gallo está muy relacionada con los casi 10.000 movimientos que hacemos en el día”. Estos movimientos son contracciones musculares que realizamos al parpadear o sonreír, y que tienen un impacto directo en el aspecto de nuestra mirada.
Los hábitos que llevemos en nuestro día a día también pueden agravar las arrugas del contorno de los ojos:
Como siempre sucede, la prevención es la mejor aliada para combatir los signos de la edad. No podemos luchar contra la naturaleza ni desprendernos de la expresividad del rostro; donde debemos poner el foco es en el cuidado y la salud de nuestra piel y, esto, por fortuna, está en nuestras manos.
Algunas de las medidas que podemos seguir para evitar que las arrugas se vuelvan más profundas son:
Ya hablamos de las ventajas del yoga facial para reducir bolsas y ojeras y para acabar con la papada. La magia del yoga facial no acaba ahí, como te has podido imaginar, también nos ayuda con las patas de gallo. Un auténtico 3×1.
No tenemos que luchar contra las líneas de expresión naturales, pero lo que podemos hacer a través del yoga facial es, como dice nuestra profesora Elena, “trabajar la arruga profunda, aquella que se ve incluso en estado de reposo, sin gesticular”. Con las técnicas que vamos a ver, “activamos los músculos profundos del rostro que no estimulamos en nuestro día a día”.
Para este masaje, podemos acompañarnos de una crema que, además de hidratar la zona, hará que el masaje sea más agradable y reconfortante. Debemos evitar aceites faciales ya que tienden a deslizarse mucho y, al estar tan cerca del ojo, puede resultar incómodo.
1 Comment
Unai
Bastante interesante esta lectura sobre el
tema de un buen y saludable envejecimiento. Últimamente me estoy
preocupando mucho más por cómo afecta la edad a mi cuerpo