¿Haces estiramientos al empezar y acabar tu entrenamiento? ¿Crees que son algo secundario y das prioridad a los entrenamientos de cardio y fuerza?
Hoy te contamos cómo los estiramientos nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida y qué tipo de estiramiento se adapta mejor a tus necesidades. ¡Empezamos!
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Se nos ocurren infinidad de razones por las que los estiramientos son beneficiosos para nuestro cuerpo. Si pensabas que solo servían para tocarte la punta de los pies con las manos, échale un vistazo a algunos de sus beneficios:
La espalda, especialmente la columna lumbar, es una de las zonas que más rígida permanece a lo largo del día, entre otras causas, por el excesivo tiempo que permanecemos sentados. Cuando ejercitamos la flexibilidad de la espalda, estamos ayudando a movilizarla correctamente, lo que conlleva a una mejora en nuestra postura.
El estrés o las malas posturas pueden provocar tensiones musculares, sobre todo, en la zona cervical, donde podemos notar pinchazos o bloqueos. Los estiramientos ayudan a relajar nuestros músculos, aliviando las sobrecargas y reduciendo las molestias.
Por norma general, descuidamos la movilidad de las articulaciones. La cadera, los hombros o las muñecas son articulaciones que sufren nuestros hábitos sedentarios. Gracias a los estiramientos, estas articulaciones recuperan su capacidad de movimiento.
Al tener un rango de movimiento mayor en nuestras articulaciones, podemos realizar los ejercicios con más intensidad, sin recurrir a la opción fácil de ese ejercicio (escaqueándonos de las sentadillas con salto, por ejemplo). Esto se traduce en unos entrenamientos más efectivos: veremos mejores resultados en un menor plazo de tiempo.
Cuanto más elásticos sean nuestros músculos, menor probabilidad tendremos de sufrir lesiones. Un cuerpo elástico tiene menos riesgo de sufrir lesiones o roturas musculares, pues su rango de movimiento es amplio y está preparado para ello.
Los estiramientos son perfectos para trabajar nuestra flexibilidad y coordinación, pero pueden convertirse en algo más que en el cierre de nuestro entrenamiento. Esto va a depender del tipo de estiramiento que llevemos a cabo.
El estiramiento se realiza en reposo, aguantando la postura, al menos, 20 segundos para que los músculos lo sientan.
Este tipo de estiramientos se llevan a la práctica de manera lenta y consiguen una gran relajación muscular. Por eso, se suele practicar al acabar de hacer deporte, para relajar los músculos, evitar molestias y prevenir posibles lesiones.
Como su nombre indica, este estiramiento se practica a través del movimiento controlado y de manera progresiva. El estiramiento dinámico aumenta la potencia y la fuerza muscular, por lo que lo aconsejable es realizarlos antes del entrenamiento. Dependiendo de su intensidad y duración, podrían considerarse un entrenamiento por sí mismos.
Los ejemplos más conocidos de estiramientos dinámicos son el yoga y el pilates, disciplinas que, combinadas con ejercicios de cardio y fuerza, suponen un entrenamiento completo para nuestro cuerpo.