¿Por qué tienes más retención de líquidos en verano?
¿Notas cómo tu cuerpo se empieza a hinchar en esta época? Descubre por qué se produce y qué puedes hacer para combatirlo.
Justo en el momento en el que queremos lucir nuestro mejor bañador o biquini, sentimos que nuestras piernas y abdomen están más hinchados. No sabemos por qué, pero hemos empezado a ver más volumen en estas zonas, y a notarnos mucho más pesados desde que han comenzado el verano, el calor y las vacaciones.
Esta hinchazón que notamos se produce por la retención de líquidos. También conocida como linfedema (su nombre médico), la retención de líquidos es la acumulación del líquido linfático en zonas localizadas del cuerpo. El líquido linfático o linfa contiene glóbulos blancos que nos ayudan a combatir enfermedades e infecciones. Este líquido es más denso que la sangre, por lo que su circulación es lenta y puede estancarse. Cuando esto sucede, se acumula en las zonas blandas del cuerpo y se produce el edema linfático, que es la hinchazón que notamos en nuestras piernas, tobillos y abdomen.
Pero, ¿cuáles son las causas de esta acumulación y cómo podemos hacerle frente? ¡Vamos a verlo!
¿Por qué se produce la retención de líquidos?
Las causas de la retención de líquidos varían mucho de una persona a otra. Entre las más comunes, destacan:
Trastornos circulatorios: pueden deberse a algún problema en los riñones o en el sistema cardiovascular.
Cambios hormonales: con la menopausia, se produce un descenso de estrógenos que puede causar aumento de líquidos, hinchazón y pesadez.
Malos hábitos alimenticios: el consumo excesivo de alcohol aumenta la retención de líquidos. También lo hacen las dietas desequilibradas basadas en alimentos grasos, como los embutidos y los quesos.
Sedentarismo: si pasamos la mayor parte de nuestro tiempo sentados y sin realizar actividad física, la circulación de la sangre y del sistema linfático se reducen.
Estrés y ansiedad: nuestro estado emocional afecta directamente al funcionamiento de nuestro organismo y, por supuesto, a la retención de líquidos.
Aunque estas causas pueden darse a lo largo del año, es en verano cuando la incidencia es mayor. ¿A qué se debe esto? Durante esta época, la mayoría de nosotros tenemos vacaciones y nos permitimos más caprichos que el resto del año: dejamos de hacer ejercicio físico, nuestra dieta cambia y somos más propensos a consumir alimentos que antes evitábamos… En definitiva, nuestros hábitos alimenticios y deportivos empeoran en verano y eso se traduce en nuestro cuerpo.
¿Cómo combatir la retención de líquidos?
Ahora que ya sabemos por qué se produce, llega la hora de pasar a la acción. Para reducir la acumulación de líquidos en nuestro cuerpo, debemos:
Eliminar (o reducir) la sal en las comidas: la sal absorbe el agua del organismo, por lo que favorece la retención de líquidos en nuestro cuerpo. Debemos sustituirla por hierbas aromáticas o ajo, y evitar los alimentos que contienen mucha sal como los ultraprocesados.
Hacer deporte: cuando hacemos ejercicio físico, sudamos y esto provoca que eliminemos las toxinas de nuestro cuerpo, reduciendo la retención de líquidos. En Enola, te ayudamos con esta tarea.
Hidratarnos frecuentemente: no pienses que por retener líquidos tienes que dejar de beber agua, ¡al contrario! Beber agua y consumir alimentos que nos hidraten va a ayudar a que limpiemos el organismo y eliminemos toxinas.
Consumir té diurético: la cola de caballo o el diente de león son infusiones naturales que nos ayudan a eliminar los líquidos sobrantes de nuestro organismo.
Siguiendo estos consejos, podremos disminuir la retención de líquidos que hemos acumulado. Si queremos dar un empujón a esta disminución, existen distintos tratamientos estéticos que actúan sobre la zona de manera localizada:
Presoterapia: consiste en aplicar presión sobre la zona en la que se han acumulado los líquidos, normalmente suele ser en el abdomen, las piernas y los tobillos. Es un masaje linfático que estimula la circulación de la linfa y reduce su estancamiento. Además, ayuda a tonificar nuestra piel.
Mesoterapia: esta técnica se basa en microinyecciones de sustancias como vitaminas y minerales que ayudan a activar el sistema circulatorio y el drenaje linfático.
Carboxiterapia: se infiltra CO2 (dióxido de carbono) que ayuda a aumentar el flujo sanguíneo.